jueves, 2 de febrero de 2017

Y así fue el comienzo...

Después que terminé el colegio, pensé que iba por el camino correcto respecto a la carrera que debía seguir en la universidad, no fue así, había elegido mal, me gustaban los números, la contabilidad, iba a estudiar Administración de Empresas pero no, lo mío era otra cosa y aún no lo descubría.

Un buen día, una amiga del barrio me comentó que estaba siguiendo una carrera muy bonita, que viajaban mucho, que había mucha integración con los compañeros, etc., fue así que mi curiosidad me llevó a estudiar TURISMO Y HOTELERIA en la Facultad de Comunicación Social (FACSO), que pertenece a la Universidad de Guayaquil.

No podía haber decidido mejor, me sentía como pez en el agua, era lo que yo quería y entonces me propuse estudiar hasta terminar la carrera.  Paralelo a los estudios también cursé todos los niveles de inglés en el Centro Ecuatoriano Norteamericano (CEN).  En el 2001, me gradué como licenciada en turismo y hotelería, estaba muy feliz.

Mientras era una estudiante universitaria, fui preparándome en todas las áreas, hasta descubrir que era lo que realmente me apasionaba. Cuando cursaba los últimos años de la carrera, llegó el momento de realizar las prácticas empresariales, fue entonces que por mi cuenta comencé a solicitarlas vía fax (año 1999), me enfoqué en el sector hotelero y elegí las ciudades de Quito y Cuenca.

De todo el bombardeo que hice, sólo un par de hoteles contestaron, uno en Quito y otro en Cuenca.  Eran vacaciones, empacamos maletas e ilusiones y nos fuimos con una compañera a emprender la aventura de nuestras vidas.  Fue así que fuimos a parar al hotel El Quijote en Cuenca, estuvimos 15 días, nos trataron super bien, nos dieron alojamiento y las comidas. Tuvimos tiempo para pasear, conocerla ciudad y hacer grandes amigos.


Llegó el momento de ir a Quito, nos fuimos en bus desde Cuenca, el viaje más largo de nuestras vidas, pero para nosotras era la puerta a otra gran aventura. Una vez arribadas a la capital, nos recibieron calurosamente en el hotel Embassy, así mismo teníamos alojamiento y comidas.  Tuvimos tiempo para realizar turismo y hacer más amistades.

En ambos hoteles estuvimos en todas las áreas, a mi me gustaba el área administrativa, los números, el orden, pero también amaba el servicio al cliente y el contacto con la gente.  Tal es el caso, que cuando estaba practicando de mesera en el restaurante del hotel, los dueños de otro estaban allí almorzando y como se notaba a leguas que no éramos de la ciudad, nos invitaron a realizar prácticas en su hotel, nosotras aceptamos gustosas y una vez concluidas las practicas, nos cambiamos.

Puedo decir que ganamos mucha experiencia, el haber trabajado temporalmente en 3 hoteles en la sierra, en ése entonces era muy grato contarlo frente a los compañeros de la U. Nosotras muy orgullosas de todo lo que habíamos realizado y aprendido fuera de nuestra propia ciudad.

Pero, yo aún no descubría si era la hotelería lo que me apasionaba, fue entonces que durante nuestra estancia en la capital fuimos conociendo gente del gremio turístico, y así se fueron dando las oportunidades.

Particularmente, conocí empresarios que me enseñaron y que son parte de mi formación hoy en día, ellos dueños de operadoras turísticas me dieron la oportunidad de colaborar para sus empresas. Aprendí a manejar personal, aprendí lo que no me enseñaron en la U., aprendí a equivocarme y también aprendí a hacerlo bien.  Hasta que finalmente se dio la oportunidad de trabajar en mi ciudad, en Guayaquil, con una persona bastante agradable que había emprendido su agencia de viajes y necesitaba a alguien como yo para seguir creciendo.  Su empresa se llamaba EFITRAVEL.

Era el año 2004, y el internet no era tan popular, en la agencia no contábamos con servicio de internet propio, nos tocaba alquilar en el cyber de la zona, era el pan diario, aparte de eso no contaba con sueldo fijo más bien me pagaban bajo un sistema de compensación bajo comisiones, si yo vendía comisionaba, de lo contrario no...ah pero eso sí, el almuerzo jamás me faltó.

Yo tenía muchas ideas, las traía a cuestas de mis anteriores trabajos, de lo que había aprendido y había visto. Logramos realizar paseos de familiarización dentro y fuera de la ciudad entre compañeros del gremio, también a traer gente de otras partes.  Nunca olvidaré cuando organicé un paquete de 21 días a 3 señoras de la tercera edad de nacionalidad argentina, las hospedé en el hotel Guayaquil y las hice pasear por todo Ecuador. Nunca supe cómo nos contactaron, no teníamos página web ni redes sociales.

Nos fue muy bien, aprendí mucho de mi compañero Jorge, tenemos una buena amistad, tanto así que permitió que volará a otro nido. Fue entonces que tuve la oportunidad de trabajar en Natuaventura en el año 2006, así mismo como agente de viajes encargada del área de turismo receptivo. Aquí puse en práctica todo lo aprendido, tenía a la mano todas las herramientas, estábamos ubicados en pleno centro de la ciudad, tenía a mano todo, teléfono, servicio de internet, mensajero y también el almuerzo estaba incluido.

Fueron 4 años intensos, la agencia cambió de dueño y varias veces de local, hasta que me quedé sola al mando de todo, no fue difícil, aprendí a realizar el trabajo de dos, era multifuncional y optimizaba todos los recursos, me hice exigente y más ordenada.  

Paralelo a mis labores en la agencia también soñaba con poner la mía, mi empresa, mi agencia de viajes pero no cualquier agencia, tenía que ser diferente al resto, No sabía cuando iba a emprenderla pero estaba segura de cómo se iba a llamar... le puse AZUL ECUADOR, por mi alocada pasión por éste color.

En septiembre 2010 comuniqué a mi empleador en ése entonces el Ing. Benavides que lo acompañaba hasta finales del año, él no podía creer lo que yo le estaba diciendo, tenía muchas inquietudes y hasta dudó pues creyó que me iría a otra agencia como muchos piensan y como muchos hacen pero él sabía y estaba seguro de que alguien como yo haría algo diferente y no se equivocó   No le quedó de otra que desearme buena suerte en lo que emprenda, que merecía volar con mis propias alas y que sabía que me iría bien.

Trabajé hasta el 15 de diciembre del 2010 y en 2 días me monté a la aventura de irme a Centroamérica y llegar hasta Bocas del Toro, ya tenía comprado el boleto había decidido pasar la Navidad y el Fin de Año fuera de mi hogar por primera vez, quería saber y experimentar cómo sería viajar sola en ésas fechas. 

Fueron 4 semanas bien vividas, ése viaje terminó por abrirme los ojos y estaba segura de lo que quería hacer, cómo lo iba a hacer y hacia dónde quería ir. Cuando regresé contacté a los proveedores de servicios aéreos y terrestres, firme contratos como comisionista freelance, conseguí mi pantalla de reservas, no fue difícil, ya tenía un nombre en el mundo de los agentes de viajes, recibí mucho apoyo y se me abrieron todas las puertas.

Y fue así, que un lunes 17 de enero del 2011 empezamos a operar hasta la actualidad! Quizás por eso amo tanto los días lunes!!!



Mi primer boceto de lo que soñaba



Así lucía mi primera página web


Y mi primera tarjeta de presentación

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